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Ahora mismo, Guadarrama, Madrid, Spain

27 de abril de 2010

¡Quiero encontrar mi sitio!

   Es parte de la letra de una canción, pero es también lo que busco desde hace... Uf, no sé cuánto tiempo.
   Hace mucho escribí un post donde relataba el piso ideal que buscábamos con Ale para alquilar cuando él se iba a venir a vivir a Madrid. Ahora estoy buscando una casa para comprarme yo. Bueno, yoy mis animalitos, está claro. 
   Cuando empecé el año pasado buscaba algo de ... Creo que 200.000 euros (no puedo escribirlo sin reírme de mi ingenuidad!!!!!!). Hace un tiempo puse un poco (no demasiado, al parecer) los pies en la tierra y buscaba algo de 150.000. Ahora, ya voy por los 130.000, y bajando. Les cuento.
   Empecé a ahorrar el año pasado, como en febrero. Junté muy poco dinero, ni para cubrir gastos (los gastos de compraventa, notaría, escrituras, tasación y demás mierdas son un 10% aprox del precio de la vivienda). Cuando empecé a buscar, los bancos estaban locos y concedían hipotecas por el 120% del valor de tasación, tasaban las casas por encima de su precio real para poder dar más dinero, le concedían créditos a to quisqui... ¿Qué pasó? Que nos fuimos a la mierda; PUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUM hizo la tan sonada burbuja inmobiliaria. Yo no puedo decir que me haya aplastado en esa caída, porque, por suerte, aún no miraba casas. Pisos. Minipisos. Contendores con ventanas. Mobilhomes.
   Como digo, no me pilló a mí lo peor, pero ahora los bancos se cubren las espaldas. Ojo, yo lo agradezco. Prefiero que me digan "piba, ubicate en tu situación, con ese sueldo no podés comprar esta mansión (mansión = dos cajas bajo un puente)" a que me digan "oh, sí, grandísima reina del capital, sumérgete en esta hipoteca con el endeudamiento hasta el cuello, que cuando suba el Euribor te vas a divertir un montón tirando la moneda al aire para ver si hoy te toca comer o no". Pero tampoco quiero que me digan que no cuando yo sé que sí. Se supone que ahora nos dejan endeudarnos hasta un 40% del sueldo. Mi 40% no es una fortuna, pero tampoco es una miseria, y si me miraran a los ojos comprenderían que voy a ser buena y voy a pagar. Y me creen, si no es por ellos, es porque... No tengo aval. Ser una sudaca paria y apátrida es lo que tiene. "Mi mamá me puede avalar, ella está con contrato indefinido también". Da igual. Sin casa no se puede ser avalista. Oiga, señor, que si tuviera casa no querría comprar otra, ¿sabe uste'?
   Cada tanto voy a visitar pisos. Me desanima mucho hacerlo. Además de porque "criaja irreverente, hasta que no tengas 30.000 euros en el banco no vengas a mirar siquiera mi escaparate", es que busco casa para mí sola. Y eso es MUY desilusionante. "Hola, llamo para informarme por el piso de Alpedrete", "Oh, es precioso, tiene un dormitorio amplio, un baño donde hasta te puedes girar, una cocina americana muy recogidita (eso sí, la vajilla la tienes que meter en la habitación porque no entra) y, lo mejor, ¡tiene un ventanuco que da a un patio interior, por lo que, una vez al día, si la vecina del segundo pone la maceta en el lugar correcto, tienes hasta luz natural! ¿Cuándo queréis ir a verlo?". "Queréis"... ¿Por qué a todos a los llamo suponen que soy parte de una feliz pareja que está buscando su primer nidito de amor? "Iré a verlo mañana a la tarde", "Perfecto, aquí os esperamos". Holaaaaaa, ¡que es pa mí sola, cohone'! 
   Tomy, en su infinita paciencia, a veces me acompaña. Y entonces es cuando se demuestra el machismo que hay todavía en esta sociedad. A mí me resaltan las maravillas de la cocina "porque fíjate que si corres estos paneles, queda escondida y no molesta para ver la tele en el salón (seguramente pensando en ver algún programucho de esos de tertulia de Telecinco)", y a él le preguntan que cuánto tenemos ahorrado. "No, el piso es para ella" es su respuesta habitual, con su mejor sonrisa. Acto seguido, la mujer se gira sobre sus perfectos tacones, con el boli en la mano y cara de perplejidad, y suelta un "Ah...". ¿Sonrío o la mando a la mierda? Sonrío, sonrío.
   Como también sonrío cuando me enseñan un piso por el que no pagaría ni dos céntimos. Soy una falsa, y después están todo el tiempo llamándome "¿Ya te has decidido? Es que vino otra pareja y le gustó, pero quería avisaros antes, por las dudas". Y yo no puedo decirles que no, que su cuchitril se lo pueden meter por donde les quepa (o sea, en cualquier lado, hay pisos que entran hasta en un bolsillo del pantalón), que no quiero saber nada ni de su piso, ni de su inmobiliaria ni de nadie del sector.
   Peor es cuando algún piso me medio gusta (todavía no entré en ninguno que dijera "hostias, es éste"). Volvemos a la inmobiliaria y la señorita de turno me fulmina con su interrogatorio: ¿Ingresos mensuales? ¿Pagas extras? ¿Edad? (hoy lo mejor del día fue eso "bueno, como eres tan jovencita lo mismo te dan una hipoteca a 50 años"). ¿Algún crédito concedido? (gesto torcido cuando digo que sí, que estoy pagando mi coche). ¿Tienes algo ahorrado? (carcajadas ahogadas cuando digo, todo orgullosa, "tengo cinco euros"). ¿Avales? (huída despavorida en este punto. Más de una vez cerré yo la puerta de la inmobiliaria, al ver que la mujer no volvía pasadas las dos horas). Las que no huyen me dicen "si te parece, traéme DNI, 3 últimas nóminas, última declaración de la renta, contrato de trabajo, vida laboral, recibo del otro crédito, análisis de sangre completo con la primera orina de la mañana y ayuno de 30 horas (creo que lo del ayuno lo dicen para ir haciéndote a la idea de lo que es pagar una hipoteca y, aún así, querer salir al cine una vez al año) y hacemos un pre-estudio". Jamás llegué a mandar esos papeles a ninguna parte.
   Después me tiro unos cuantos meses sin siquiera entrar en Idealista.com, hasta que, un buen día, sin pensarlo, mis dedos lo teclean: idealista ctrl enter. Zas. Los pisos que había guardado como favoritos siguen esperándome ahí a que los quiera visitar. Cierro, no me interesa. Vuelvo a abrir. Reviso los cambios. Miro si salió algo nuevo, pero sin demasiado entusiasmo. Lo dejo unos días. Vuelvo a teclar sin querer. Vuelvo a buscar "solo los de este mes". Y encuentro alguno que me gusta y vuelvo a llamar y vuelvo a ir y vuelvo a acordarme de porqué ya no buscaba, ni llamaba, ni iba.
   Y es porque buscar casa es una mierda. Y, buscarla para estar sola en ella, son dos mierdas.

2 comentarios:

El Gaditano dijo...

Ánimo Lú ¡¡¡
Algún día encontrarás todo lo que buscas, por que te lo mereces.

Lucía Fernández dijo...

=o)
Gracias, Guidi!
Cuando lo haga, ya te invitaré a hacerme la mudanza.