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Ahora mismo, Guadarrama, Madrid, Spain

15 de octubre de 2010

¿De verdad?

   Hace un tiempo me compré una bici, como ya conté en otro post. Como decía, la idea era tenerla para usarla para ir al curro en ella. Ideal para el verano y su jornada reducida, pero no tanto para esta época con atardeceres tan tempranos. Sin embargo, los viernes salgo a las tres, así que hoy me atreví: me desperté media hora antes, comprobé que las ruedas estuvieran infladas (increíblemente, ¡lo estaban!), metí bomba, cámara, parches (con la trayectoria que llevo, son elementos fundamentales) y p'allá que me fui.
   La verdad es que me encantó. No hacía ni frío ni calor, no había muchos coches, el sol empezaba a inundar el campo y, además, era cuesta abajo. Aún así, tardé media hora en llegar.
De vez en cuando me asomaba al almacén y veía incrédula a mi bici, ¡lo había logrado!
   Sabía que la vuelta sería más complicada. Lo que no sabía es que además iba a tener que lidiar con el viento en contra. Total, que tardé 45 minutos en llegar a casa.
   Mientras me acercaba, con las piernas temblorosas después de 18 kilómetros de bici (9 de ida y otros tantos de vuelta), vi que había unos hombres, de traje, tocando insistentemente todos los timbres. Comerciales. Entraron antes que yo y cuando estaba abriendo, sosteniendo la bici en una mano, mi alma en la otra y haciendo malabarismo para abrir, me abren desde dentro. 
   - ¿Vives aquí? - En ese momento, hablar de "vivir" era bastante optimista, dado mi lamentable estado.
   - Sí -, logro articular.
   - ¿Tienes teléfono e internet en casa?
   Mi única reacción fue quedarme mirándolo. ¿Qué? ¿De verdad este buen hombre, que aún sostenía la puerta abierta para que yo pudiera subir las tres plantas con mi bici a cuestas, me estaba intentando vender algo?
   - No, no tengo - arriesgué.
   - ¿Te interesaría tener?
   - Lo único que me interesa ahora mismo es subir a casa a descansar y a comer algo.
   - Si nos pudieras atender unos momentos...
   Quiero decir a mi favor que respeto mucho a los comerciales. Sé que es un trabajo duro, yo no lo podría hacer nunca, la gente se pone muy desagradable con ellos. Por eso siempre intento no ser descortés, los despido con educación (pero con firmeza), no les dejo la palabra en la boca... Pero no estaba yo para charlas y este muchacho no parecía dispuesto a dejarme subir.
   - Disculpa que te interrumpa, ¿pero de verdad crees que este es el mejor momento para venderme nada? Ni os molestéis en subir al último piso -.
   Cogí lo mejor que pude la bici y subí, pensando que o bien se tenía mucha fe, o bien estaba desesperado por ganar su comisión, o bien quería evitarse llamar a otra puerta o bien se había saltado la clase de psicología comercial (si es que eso existe).

8 de octubre de 2010

Como perros y gatos

Esa expresión es muy común cuando queremos decir que dos personas no se llevan bien. Pero eso es porque no conocen a Michelle y Stan. Gata ella, perro él, se pasan el día jugando, saltando, presiguiéndose, peleando como dos hermanitos pequeños que no pueden vivir el uno sin el otro.
La verdad es que Michelle lo trae frito a Stan. La otra noche, como ya empieza a hacer frío, Stan se metió bajo el edredón. Así como el Principito veía un elefante dentro de una serpiente cuando los demás veían un sombrero, ella no veía más que un bulto que se movía tentadoramente, una presa que cazar. No tardó ni dos segundos en avalanzarse sobre él y a los pocos instantes ya estaban los dos corriendo por todo el piso. Son pa verlos. Otras v
eces es Stan quien empieza, quien la busca, quien le ladra en posición "Venga, juguemos, que me aburro", con el culito levantado y las patas delanteras en el suelo. 
Cuando me lo llevo a Stan a casa de Tomy, y no se ven en todo el fin de semana, Michelle, que me adora, me regaña con sus lastimeros miiaaaaaaaauuuuus porque la dejé sin su compañero. Claro que se le pasa enseguida, demasiado contenta como para no subirse al lomo de Stan de un salto.
También duermen juntos. Espalda con espalda, o Michi apoyando su cabeza en una patita de Stan.
Adoro a mis animalitos. ¿Se nota? Jejejejeje.
Pero no es solo eso. También es que hoy estamos en los blogs hablando de convivencia. Y digo yo, ¿no podríamos llevarnos todos como estos perro y gato?