Estimados amigos,
Acercad vuestras mantas a la lumbre y escuchadme con atención. Hoy os voy a hablar de la Asociación de Alumnos y Exalumnos de Ciencias Ambientales de la UNED.
Como cada vez que comienzo esta historia, no puedo dejar de referirme al grupo de Google.
Como sabéis, estudio en la universidad a distancia. Es universidad, sí, pero es, sobre todo, distancia. Distancia a la que es difícil adaptarse, distancia que, una y otra vez, por norma general, intentamos acortar. Quien no haya estudiado a distancia jamás lo entenderá. Aunque yo debo ser más gregaria que el resto de la gente, porque en los cinco años que llevo de carrera vi muy pocos mensajes del tipo "¿Hay alguien de la zona noroeste de Madrid?" como el que lancé yo, incansable, en cada foro el curso 2005/2006 (cansados acabarían los compañeros de ver a esa loca que buscaba gente hasta debajo de las piedras). Y sí, los había y tímidamente se fueron manifestando. Las tutorías, las prácticas, los exámenes nos fueron acercando hasta que, pasado el curso, me fui a vivir a Málaga. Perdí el contacto con casi todos los de Madrid, pero hice nuevas amistades (muchas menos, éramos pocos estudiando allí).
Al curso siguiente volví a Madrid. Y el grupete que yo había visto formarse y crecer, se había desarrollado de manera exponencial. Resultado: volvía a no conocer a nadie. Vuelta a empezar con tutorías, exámenes y prácticas (siempre pocas tutorías, nunca demasiadas prácticas) pero me dije que no, que esta vez si las vueltas de la vida me mandaban lejos de Madrid, no perdería el contacto con la gente. Yo, la freak del grupo, tenía que encontrar una solución. Y, como no podía ser de otra manera, fue una solución tecnológica: un grupo en Google, punto de encuentro para los más cercanos, y también para los cercanos de éstos y para los de los otros y para los lejanos... Y para todos. Llegamos a ser más de doscientas personas metidos en ese sucedáneo de cafetería. Encuentros, salidas al cine y a la montaña, consejos sobre asignaturas, préstamo de libros y de apuntes... Todo tenía cabida en el grupo. Pero se nos quedó chico. Y más cuando surgió la idea de darle un poco más de consistencia a la cosa: crear una asociación.
Y así, de manera natural, nació la asociación. Tanteamos a la gente, hablamos con otras asociaciones de ambientólogos, con la UNED, con nuestros compañeros... Y sí, todos nos apoyaban. Así que, allá que nos lanzamos.
Fueron tiempos duros. En verano la redacción de los estatutos y la creación de la página web, la difusión, la inscripción en el Registro. Más adelante llegó el programa de radio (¡sale mañana! Ya pondré el link), la creación de la imagen (estamos en pleno proceso de votaciones para decidir el logo que nos representará; el 2 de mayo acaba), el alta en la Agencia Tributaria, más difusión, más reuniones, más congresos, jornadas, participación... Ahora se nos echan encima otra vez los exámenes y tendremos que volver a parar, con la rabia que me da a mí eso, pero a la vuelta tendremos la revista (en redacción ahora), actividades, movimiento.
Pero, especialmente, tendremos un puente que nos acerca y nos hace preguntarnos si el nombre de nuestra universidad es correcto: Universidad Nacional de Educación ¿a Distancia?
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