Odio a los conductores que van todo furibundos con el coche. Zas, zas, zas, cambiando de carril, zas, empujándote para que aceleres, zas, zas, vuelta a cambiar de carril, zaaaaaaaaaaas, pasada a toda leche por la derecha... Pero los peores son los que pitan. Vas por Madrid y todo es PPPPPPPPPPPIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, PPPPPPIIIIIIIIIIIII!!!!
No sé porqué le llaman claxon, o bocina, o como sea, se debería llamar "artefacto del demonio que no hace más que molestar a los demás y contaminar con su pi pi incesante e irreverente". Ya, es un poco largo, pero las cosas, por su nombre.
Bueno, resulta que iba yo hoy a recoger a mi mamá al aeropuerto. En teoría llegaría a las 13:45, me esperaría a que yo saliera del trabajo a las tres y fuera a Barajas a buscarla, sobre las cuatro o así. Pero resulta que el cachondo del piloto llegó a las 12:30. Le pedí permiso a José Miguel para irme antes, y a la una y media cogí el coche.
Iba yo tan ricamente por la A6 y me meto en la inmensa cola para coger la M40 (acá suelen aparecer otros odiosos: los que entorpecen el tráfico incorporándose a último momento a la cola, y colándose a todos los idiotas que, como yo, esperaron 3 km a que les tocara el momento de dejar la vía principal. Muerte a todos esos sin piedad). Esa salida es un poco rara, porque en 100 metros tenés:
1. Entrada a una gasolinera.
2. Salida a la M40 (3. en dirección A5; 4. en dirección A1 -ésa es la que tenía que tomar yo-).
Es decir, hay que saber de antemano en qué carril ponerte porque, aunque viene muy señalizado, hay que estarse al loro las primeras veces.
Y había un coche que no había estado al loro. Lástima que no hubiera policía ni guardia civil en ese momento... Porque el coche este en cuestión estaba irremediablemente en la vía de servicio de la A6, con línea contínua y pivotes en el medio, detenido en actitud sospechosa. Delante mío iba un coche, que se habrá olido lo mismo que yo y frenó una décima de milímetro/hora, extrañado por la maniobra que estaba haciendo ese hijo de puta. Yo iba a una distancia razonable del coche que llevaba delante (5 metros) y cuando éste estaba casi pasando junto al sospechoso... ¡El muy cabrón se mete a la bajada de la M40! Vale, contado así no es para tanto, lo sé, pero es que el coche que iba delante mío tuvo que pisar el freno a fondo para no comérselo (porque es que ni siquiera tuvo la decencia de salir con decisión, no, salió así, tímidamente, a 2 km/decenio, haciendo aún más peligrosa la jugada). Claro, si el que iba delante pisó el freno, yo solo tenía una opción: pisar freno a fondo y dar volantazo a la derecha para no comerme al idiota y al que tuvo que frenar. Por suerte no venía nadie de ese lado, porque con el rabillo del ojo había llegado a intuir que estaba vacío el carril de al lado, pero no hubiera podido evitar dar el volantazo de todas maneras aunque hubiera venido alguien por ahí. Nos podríamos haber dado una hostia importante. Así que, lo que hice a continuación (y el de delante y el de detrás, todos igual) no era una opción, era una obligación: pasar por su lado pitando y cagándonos en sus putos muertos.
2 comentarios:
Muerte a los que tocan el puto pitooo¡¡¡
Y Muerte por lapidacion Anal a los que tocan el pito antes del que semáforo se ponga en verde ¡¡¡¡
Os odio a todos Grandisimos Hijos de Puta.
Amablemente,
el Gaditano
Muy fino y delicado te quedó eso, Ale. Jajajajaja.
Pero el idiota ese se lo merecía, sin duda ninguna.
Todos los demás: muerte.
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