Ayer me desperté y, como todos los días, me metí en internet. Mi Twitter estaba lleno de retuits de una noticia: La educación 'online' pierde complejos. Y yo, estudiante desde hace años de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) me pregunté: "¿qué complejos?".
La universidad no presencial no solo no debería tener complejos, sino que debería sentirse muy orgullosa de sus estudiantes. Hay excepciones, claro, pero la mayoría son currantes que quieren mejorar su formación y, generalmente, lo hacen por una cuestión personal más que laboral o profesional.
La calidad de los contenidos, de los planes de estudios, de los profesores y estudiantes que la conforman no tienen nada que envidiarle a las universidades presenciales. Es verdad que se echa de menos el calor y la camadería que existe en cualquier clase, en cualquier cafetería de los claustros habituales. Para nosotros es algo más complicado conocer a compañeros y profesores (y eso en Madrid, ya ni hablar en otros lugares, tales como Málaga, donde estudié un año); pero también es verdad que los lazos que se consiguen en una universidad como la UNED son fuertes y duraderos porque, justamente por aquello de sentirse tan solo, cuando encontramos a alguien de nuestra carrera, cuando tenemos la suerte de cruzarnos con personas, mayores y menores que nosotros mismos, con las mismas inquietudes y los mismos desafíos, no los dejamos ir muy fácilmente.
Yo solo estudié dos años en universidades presenciales. Fue en la Universidad de Buenos Aires un año, haciendo el CBC, allá por 1998, y no tengo ni el teléfono ni el email (ni el recuerdo) de un solo compañero o profesor. Después hice un año en la Universidad de Rosario, el primer curso de la licenciatura en biotecnología. De esta etapa sí tengo recuerdos, conocidos y amigos con quienes trato más o menos habitualmente. Imagino que es lógico, pero es en la UNED donde encontré más personas afines. Como digo, soy estudiante desde hace años de la UNED, y en estos cinco años he conocido gente maravillosa, profesional como la copa de un pino, y cercana como la que más. Y hablo de compañeros, profesores, tutores, coordinadores, vicedecanos... Así que, complejos por las relaciones sociales y personales, no puede ser.
¿Complejo entonces tal vez por la calidad de la enseñanza? Vale, soy imparcial, pero creo que el haberse sacado una carrera a distancia (u 'online') implica una voluntad, una organización y una perseverancia que no admite ningún tipo de complejos. Quien estudia a distancia tiene un interés real en esa formación, no me imagino a alguien estudiando a distancia porque sus papás lo obligan. Y eso debe ser un valor añadido que ofrece la universidad no presencial.
Por eso yo, estudiante desde hace años de la UNED me sigo preguntando: "¿qué complejos?".
La universidad no presencial no solo no debería tener complejos, sino que debería sentirse muy orgullosa de sus estudiantes. Hay excepciones, claro, pero la mayoría son currantes que quieren mejorar su formación y, generalmente, lo hacen por una cuestión personal más que laboral o profesional.
La calidad de los contenidos, de los planes de estudios, de los profesores y estudiantes que la conforman no tienen nada que envidiarle a las universidades presenciales. Es verdad que se echa de menos el calor y la camadería que existe en cualquier clase, en cualquier cafetería de los claustros habituales. Para nosotros es algo más complicado conocer a compañeros y profesores (y eso en Madrid, ya ni hablar en otros lugares, tales como Málaga, donde estudié un año); pero también es verdad que los lazos que se consiguen en una universidad como la UNED son fuertes y duraderos porque, justamente por aquello de sentirse tan solo, cuando encontramos a alguien de nuestra carrera, cuando tenemos la suerte de cruzarnos con personas, mayores y menores que nosotros mismos, con las mismas inquietudes y los mismos desafíos, no los dejamos ir muy fácilmente.
Yo solo estudié dos años en universidades presenciales. Fue en la Universidad de Buenos Aires un año, haciendo el CBC, allá por 1998, y no tengo ni el teléfono ni el email (ni el recuerdo) de un solo compañero o profesor. Después hice un año en la Universidad de Rosario, el primer curso de la licenciatura en biotecnología. De esta etapa sí tengo recuerdos, conocidos y amigos con quienes trato más o menos habitualmente. Imagino que es lógico, pero es en la UNED donde encontré más personas afines. Como digo, soy estudiante desde hace años de la UNED, y en estos cinco años he conocido gente maravillosa, profesional como la copa de un pino, y cercana como la que más. Y hablo de compañeros, profesores, tutores, coordinadores, vicedecanos... Así que, complejos por las relaciones sociales y personales, no puede ser.
¿Complejo entonces tal vez por la calidad de la enseñanza? Vale, soy imparcial, pero creo que el haberse sacado una carrera a distancia (u 'online') implica una voluntad, una organización y una perseverancia que no admite ningún tipo de complejos. Quien estudia a distancia tiene un interés real en esa formación, no me imagino a alguien estudiando a distancia porque sus papás lo obligan. Y eso debe ser un valor añadido que ofrece la universidad no presencial.
Por eso yo, estudiante desde hace años de la UNED me sigo preguntando: "¿qué complejos?".
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