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Ahora mismo, Guadarrama, Madrid, Spain

17 de agosto de 2010

De cómo llegué a España

    Sé que llegué a España apenas unos días antes de cumplir 21 años. O sea, el veintipico de marzo de 2001. Me acuerdo que vine con mi papá y con Cris. Y que llegamos a Barcelona, donde mi papá tiene primos; que viajamos a Girona, a casa de otro de sus primos, antes de instalarnos en Dalt Vila, en lo alto del puerto de Ibiza (y fue ahí porque mi papá tiene a su prima Neus).
    También me acuerdo que llevaba año y pico viviendo en Rosario cuando recibí las "órdenes de equipo" que me traían a España. Y que pensé que, dado que mi papá tenía mucha familia en Catalunya, lo más seguro es que acabara rodeada de catalanoparlantes y, por tanto, aprender català era algo fundamental ("Hola, soc la Llúcia. Tinc trenta anys i soc estudiant de ciències ambientals". "Disculpi, Sr. Conill, em podría indicar el camí a l'estació de tren? Moltes gràcies". No sé el affair que tendría nuestra profesora con el Sr. Conill, pero salía siempre). Estuve cuatro o seis meses aprendiendo, más un par que pasé en Témperley con mi familia antes de venirme, así que imagino que sería en 2000 cuando se decidió que yo era la persona idónea para ver, de primera mano, si nos convenía mudarnos a otro hemisferio. Mi papá hacía el viaje de regreso, 50 años después, al Viejo Continente, aunque, por esta vez, durante unas pocas semanas.
    También me acuerdo que, al principio, yo no quería saber nada con venir a España. Si bien mi entusiasmo por lo nuevo, por lo desconocido, por la aventura; mi independencia y culoinquietidad ya eran un rasgo destacado de mi personalidad, yo estaba muy ricamente en Rosario, con mis amigos, con Cris, con mi piso de alquiler (alquiler pagado religiosamente todos los meses por mis papás), con mis estudios de biotecnología... Yo estaba bien así; ¿qué se me había perdido a mí en España? Después de muchas idas y venidas, al fin estaba saliendo con Cristian, y no quería dejarlo. Mi mamá lo entendió a la perfección y me dijo "Preguntale a Cris si se quiere ir con vos; nosotros le pagamos el billete". Cris ni lo dudó. Por eso, también me acuerdo de estar en una de las islas del Paraná con Mauro, tomando sol, y decirle: "En tres meses voy a estar tomando el sol en Ibiza", reconciliada e ilusionada ya con la idea del fly away.
    Pero, por mucho que lo intento, no logro acordarme del momento exacto en que decidimos que yo, con mis casi 21 años, me iba a cruzar medio mundo para terminar viviendo, durante siete meses, en una calita de las Pitiüses, con el novio importado, el perro adoptado y el curro justo debajo de casa. Que yo, con mis casi 21 años, tenía que decidir si España era mejor que Argentina para vivir. Que yo, con mis casi 21 años, iba a presenciar, desde la distancia y casi como si fuera una película en la que yo solo era espectadora, el Corralito, a De la Rúa huyendo de la Casa Rosada en helicóptero, a mis papás y hermano relatándome el miedo que se pasaba por las noches en mi Témperley natal. Que yo, con mis casi 21 años, iba a dejar mi vida acomodada de señorita medio pudiente para llegar a ser lo que soy hoy: una mujer con muchos recursos, independiente hasta rozar el desapego, cabezota e impulsiva en grado extremo, ...
    Estoy a gusto con lo que soy. Así que, no sé cómo fue que terminé en España, pero estoy feliz de que así haya sido.

1 comentario:

actvservidor dijo...

Es un éxito. Sobre todo que estés a gustito contigo misma. Bien por eso.

Yo de aqui de Perú quisiera irme a Argentina, a México, a Los Ángeles y a España también... algún día, algún día... cuando se pueda.

saluos!!