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Ahora mismo, Guadarrama, Madrid, Spain

21 de julio de 2010

Les Invalides

   Oh, París, con sus luces, sus paseos por el Sena, sus museos y cafecitos en terrazas, su Hôtel des Invalides... 

   Pero no, esta entrada no va sobre Francia, sino sobre mi madre.
   Y es que ayer, mientras yo estaba tan ricamente en casa a las cuatro y media de la tarde, me llamó mi mamá diciendo que se había caído a la mañana yendo para la oficina y que le dolía mucho la pierna, que la fuera a buscar. A regañadientes (¿para qué engañarnos?), me subí al sauna que era mi coche y recorrí los 50 km que separan mi casa de su trabajo. La vi bajar, cogida del brazo de Gema, como una ancianita, pasito a pasito, recorriendo 3 cm cada vez que movía una pierna. Las tres nos reímos, era muy graciosa la situación, verla avanzar penosamente para subirse al coche.
   De Alcorcón directas al ambulatorio de Guadarrama. Exploración mediante, nos envían al Hospital de El Escorial, a hacerse unas radiografías. Nueva exploración:
- ¿Dónde te duele?
- Ahí, en el talón.
- ¿Acá duele?
- No, no, más arriba.
- En el tobillo entonces.
- Ah, sí, el tobillo, siempre me confundo.
- ¿Acá duele?
- No... ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH, SÍ, AHÍ SÍ QUE DUELE!!!
- Vale, te vamos a hacer unas radiografías a ver qué vemos.
   Y en la radiografía se veía que había una "probable" fractura de peroné. Claro que para cuando lo supimos, ya no bromeábamos como hasta entonces (yo le decía que la iban a escayolar y no podría volver a la pisci en todo el verano; que la saludaría nadando mientras ella miraba desde el balcón).
   La saqué en sillas de ruedas del hospital, con su pata escayolada hasta la rodilla (obviamente, hay registro gráfico de esta situación), nos paramos en la ortopedia de Guadarrama a comprar muletas y una bolsa impermeable para que se pueda bañar y llegamos a casa. Me voy a ahorrar los comentarios escabrosos, pero fue una lucha convencerla de que no se quitara la escayola y que aprendiera a usar las muletas. La mujer es muy impaciente, y se queja más que habla (¡que ya es decir!), pero tengo mis esperanzas depositadas en que lo logrará. 
   Eso sí, no sé si seguiremos todos vivos cuando lo consiga o nos habremos matado los unos a los otros. 

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