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Ahora mismo, Guadarrama, Madrid, Spain

18 de junio de 2008

Pinturas, pintores y ¡horrores!

Ayer al fin llegó el gran día. Iban a empezar a pintar la casa (primero mi habitación) con los colores que habíamos elegido hace una semana, o así, y que todavía no habíamos visto.
Llego a mi casa a las tres, después de un arduo (?) día de trabajo, y me encuentro el piso patas para arriba. Todo lo que había en mi habitación y en la de mi papá estaba repartido entre el salón, la habitación de mi mamá y la del ordenador. No teníamos lugar casi para sentarnos, por no hablar de lo que me costó cortarme un tomate para almorzar. Por la mañana se habían dedicado a proteger los muebles, mover las cosas que faltaban y pintar los techos y justo cuando le iba a hincar el diente a la ensalada, me llama Monir (uno de los pintores) y me dice "¿te gusta así el color?". ¿Cómo describir la cara de asco, miedo y horror que me embargó? Yo había elegido (o creía haber elegido) un color rosa viejo, casi como las letras con las que escribo. Y el pibe este me estaba mostrando un trozo como de un metro cuadrado de mi pared, ¡¡¡naranja fosforescente!!! Naranja como los resaltadores Faber-Castell, igualito. Le expliqué que mi habitación era rosa, que la naranja era la de mi mamá (un naranja que no le iba a gustar. ¿Se imaginan viviendo en un cuarto naranja fosforito???). Se fue a buscar el rosa y se dio cuenta de que se lo habían olvidado. Así que, aproveché a comer mi ensalada y a sacar fotos a esa cosa tan horrible que era el color del cuarto de mi mamá, para decirle que se fuera haciendo a la idea de que no iba a poder volver a dormir en su vida.
Cuando al fin llegó el chico con mi rosa, yo estaba acojonada (cagada). Con los dedos cruzados y poniendo mi mejor cara, me acerco al bidón que me acompañaría unos cuantos años para ver ¡¡¡rosa chicle!!! Y cuando, para tranquilizarme, el pibe pintó el mismo metro cuadrado para que viera que el color no era tan tarta de fresa, casi lloro. Mejor estaba, es verdad, pero ¡no era eso lo que yo quería! A medida que se fue secando fue quedando mejor, la verdad sea dicha, pero seguía siendo muy... ¡Rosa! Le pregunté si no se le podía poner un poco de negro y volvió con un color un poco más violetita (le había puesto azul), sin dejar de ser rosa, que me gustó un montón. Hicimos la correspondiente prueba en la pared, la secó, volvió a darle otra mano y ¡¡¡bingo!!! Así que, unas tres horas más tarde de lo previsto, empezó a pintar mi habitación de un color PRECIOSO.
Ya subiré fotos cuando la casa vuelva a ser una casa (anoche dormí con las ventanas abiertas, la cama en el medio de la habitación, cosas mías y de mi mamá -hoy empiezan con el naranja horrible- arrinconadas por todas partes).
Con la pintura de la habitación de mi papá también tuvieron que hacer magia. Él había elegido un verdecito muuuuuuuy claro, y en la pared, de tan claro, quedaba tan indefinido y tan amarillento, que dolían los ojos. Pero al final también le retocaron la pintura y quedó un verde muy bonito.
Hoy empiezan con el cuarto del ordenador (azul) y el de mi mamá (naranja fosforescente, color que le encantó; allá ella) y sólo quedará el salón, el pasillo y el balcón para acabar la aventura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando hagan un comentario y vean esta página, verán las letras de "Elegir una identidad" en naranja.
Ese es el naranja que a mi me encanta y a mi hija la enloquece, pero es que es lindo como una mandarina, como una zanahoria, y además con los enormes muebles que hay en mi habitación, tipo catafalco, al final sólo quedarán dos paredes visibles en ese color, además pienso hacer un gran y gigantesco óleo con mucho blanco y rayas, puntos, curvas y locuras que se me ocurran y creo que este color es ideal para el ambiente que quiero crear.
Además leí sobre colores y este color tiene energía y levanta el ánimo, a mí me va a resultar positivo.
El rosa de Lucía es hermoso, me impactó verlo, y cuando todo tenga su armadura y las plantas reinen nuevamente, eso va a quedar espectacular.
Hemos dado verde potente y vegetal a la habitación de JM y quedó tan linda, aún sin arreglar que me da ganas de robarle el dormitorio.