Mi mamá y yo llevamos dos días de angustia y desesperación. El miércoles, cuando volví a casa del trabajo, me pareció escuchar un pajarito piando en la chimenea. Abrí las puertas y no había nada, y preferí no darle más vueltas. Cuando llegó mi mamá y escuchó el pio pio, nos pusimos manos a la obra, a intentar rescatar al bicho. Ya no había dudas de que había un pajaro atrapado en la chimenea. Desmontamos todo lo que podíamos desmontar y no ganamos nada (es más, al sacar una chapa que tapaba el agujero de la chimenea por la parte superior, cayó un esqueleto de pájaro, que le hizo compañía a otro que ya había metido en esa caja mortal). Nos asomamos por la chimenea, sacamos fotos al hueco, para ver si estaba por ahí el pájaro, mientras el pobre animal estaba pio pio, batiendo las alas, intentando liberarse, y nada. Nos resignamos a que moriría ahí, no podíamos hacer nada. Todo esto fue el miércoles.
El jueves por la mañana, a la hora que solemos desayunar, no se podía estar en casa. El pio pio era desquiciante. Teníamos una impotencia que ya no sabíamos si queríamos sacarlo o que se muriera. Hasta llamamos a los bomberos, pero nadie nos ayudó.
Ayer por la tarde ya no se lo escuchó. Hasta que cayó el sol y volvieron los esperanzadores/horribles pio pio y arañar de metales. Le dejamos una luz encendida, enfocando el agujero, con los dedos cruzados para que el animal se diera cuenta de que por ahí tenía salida. Por la noche no se volvieron a escuchar, ya creíamos que habría muerto.
Esta mañana, pio pio otra vez. Y con fuerza, era increíble después de tanto tiempo ahí metido. Sobre las ocho menos algo de la mañana empecé a buscar la ropa que me pondría para otro día de trabajo (y exámenes y llegada de novio, pero no viene al caso), cuando escuché "plof" metálico. ¡¡¡El pájaro había salido!!!
Desperté a mi mamá, casi llorando de la alegría le abrimos la puerta del balcón para que volara a su libertad. No estaba ni atontado, ni lastimado, ni nada, sólo asustado porque había dos humanas, un perro y una gata mirándolo con cara de tontos. Era un pájaro negro, con el pico naranjita. O sea, un mirlo.
Oh, que bonito final, dirá alguno. No, no es el final. Al rato de irse el pedazo de mirlo que había en nuestra chimenea, se escucha, otra vez, pio pio. Más bien pio pio al cubo. Creo que hicieron un nido ahí y que al fin explosionaron los huevos. Así que tenemos pio pio por una temporada. Por lo que estuve leyendo por internet, los poyuelos (¿no es polluelos?) están 12 días en el nido, así que, dos semanitas de serenatas nos esperan!!!
1 comentario:
Ahora el mirlo reclama su habitación pintada también, y ya están en la pelea con la gata y con stan, porque el mirlo quiere habitación negra, la gata la quiere en amarillo para que haga juego con sus ojos, y stancito en marrón, para disimular.....
El asunto es que no definen nada y los pintores ya se están por ir......
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