Mientras Ale vivía todavía en Madrid se hizo amigo de un compañero de trabajo hindú, Sandeep. Y como buen madrileño, le quiso mostrar los encantos que podía ofrecerle la zona. También dió la casualidad que un excompañero de la facultad (y de piso y de vida, vamos) estaba en Madrid, así que nos fuimos todos, una otoñal tarde de domingo, a La Granja. Es un palacio real que hay perdido en el medio del monte. Las fotos hablan por sí solas.
1 comentario:
muy buenas las fotos!! keep the good work!!
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