Viernes (hoy), tres de la tarde. Apago el ordenador, cierro la puerta, conecto la alarma y doy por finalizada mi semana laboral cerrando con llave la puerta de calle. Voy para el coche, pensando ya en lo que voy a meter en la mochila que me llevo a Granada (todavía no la hice!), cuando un amistoso perrote (labrador o algo así) me viene a saludar. "¿Es tuyo?", escucho que me preguntan, mientras yo, a mi bola, con el perro. "No. ¿Está perdiiii...do?". Esa "perdido" tan largo fue originado por las babas que me caían a raudales. Porque la pregunta salía de una sonrisa resplandeciente (últimamente me dio por fijarme en las sonrisas, curioso) en un muchacho vestido de negro. Resultaba que sí, que al parecer el perrito estaba perdido y el chico-mega-sonrisa-mega-simpático había llamado a la policía para que vieran si tenía el microchip que lo llevaría de vuelta con sus dueños.
- Bueno, si ya llamaste a la policía me voy a ir yendo, que tengo que preparar una mochila, arreglarme un poco, coger el coche y recoger a Santás en su oficina, a la que no sé bien llegar, a las 17:30 para irme a Granada - es lo que tendría que haber dicho, pero, en cambio, me quedé jugando con el perro. Es que tenía que saber como terminaba la historia! Además, el perro ya pasaba del chico y me seguía a mí. Cuando quise ir para el coche, el señorito se vino para mi lado, mientras el muchacho lo llamaba para ir al final de la calle, que es donde había quedado con la policía. Así que, realmente, no tuve opción.
Nos quedamos un rato hablando con el chico y me contaba que siempre se encuentra perros perdidos, que había estado ayer en Valencia y que tuvo que montar a dos en el coche porque los iban a atropellar, que estaba pensando en mudarse de casa porque el casero no los dejaba tener animales ("si se lo llevo a mi novia se pone a llorar de la emoción". Sucia asquerosa llorica) y cosas por el estilo. El perro, para todo esto, ya me había puesto perdida (llevaba chaqueta blanca y estaba medio lloviendo... Total, chaqueta a la lavadora) y me olía y me mordía. Se notaba que era cachorro aún, ¡qué energía! Salió otra chica de otra nave y el perro se fue tras ella. Claro, como estaba jugando a lo bestia conmigo, se puso en dos patas y la chica salió corriendo. "No hace nada" le dijo Pelito-Perfecto; "No, si no es porque haga, es que me ensucia" dijo la Soy-mega-guay-y-no-quiero-meter-la-ropa-en-la-lavadora-aún y se fue.
Nos quedamos un rato hablando con el chico y me contaba que siempre se encuentra perros perdidos, que había estado ayer en Valencia y que tuvo que montar a dos en el coche porque los iban a atropellar, que estaba pensando en mudarse de casa porque el casero no los dejaba tener animales ("si se lo llevo a mi novia se pone a llorar de la emoción". Sucia asquerosa llorica) y cosas por el estilo. El perro, para todo esto, ya me había puesto perdida (llevaba chaqueta blanca y estaba medio lloviendo... Total, chaqueta a la lavadora) y me olía y me mordía. Se notaba que era cachorro aún, ¡qué energía! Salió otra chica de otra nave y el perro se fue tras ella. Claro, como estaba jugando a lo bestia conmigo, se puso en dos patas y la chica salió corriendo. "No hace nada" le dijo Pelito-Perfecto; "No, si no es porque haga, es que me ensucia" dijo la Soy-mega-guay-y-no-quiero-meter-la-ropa-en-la-lavadora-aún y se fue.
A los dos minutos (Labri jugaba con un cacho de manguera que había encontrado Mr.-Smile) llega un coche y se baja una mujer al borde del colapso gritando "Fatoooooor" (o como sea que se llame el perro). Resulta que se les había escapado y habían llamado a la policía. Fueron ellos quienes le dijeron donde encontrarlo. Se llevaron al animalito y el chico, después de unas palabras, me dice "Bueno, ya nos veremos por aquí, yo trabajo aquí enfrente". Al parecer, ya tengo un nuevo aliciente para ir al trabajo.
¿Falta mucho para que llegue el lunes???
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