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Ahora mismo, Guadarrama, Madrid, Spain

7 de febrero de 2011

Hoy abrimos la cápsula del tiempo

   Esta mañana, en el colegio donde trabajo, abrimos una cápsula del tiempo. Los alumnos, padres y profesores de 2010, cuando se inauguró el cole, nos dejaron una caja llena de objetos representativos de aquellos años: 
  • una lata de Coca-Cola (¡increíble lo poco que han cambiado!), 
  • un dólar, un euro (de los antiguos. Que raras se me hacen ahora esas monedas) y ¡una moneda de 25 pesetas! (hace 28 años que ya no circulan, pero, ¡todavía se escucha, de vez en cuando, aquello de "son seis mil pelas"! ¿Necesitaremos otros 30 años más y otro cambio de moneda para que se deje de hablar de pesetas? Jajaja, somos asombrosos), 
  • un peluche de Bob Esponja (era un personaje de dibujitos bastante popular entonces),
  • un móvil "de última generación" (tecnología punta, con realidad aumentada y todo. Eran los comienzos, y no estuvo mal el desarrollo que tuvo el cacharro. Después de todo, es gracias a ello que podemos impartir clases en casi todos los puntos del planeta, evitando que los niños tengan que desplazarse demasiado para poder aprender), 
  • un folleto de un coche (Nissan Leaf. No lo conocía yo ese coche. Al parecer, era uno eléctrico con una autonomía, atención, de ¡175 km! Los de ahora no tienen tanta, ¿para qué? Desde que se comenzaron a implantar, en 2022, las carreteras solares y los dispositivos para cargarlos con la energía solar, las baterías dejaron de tener tanta importancia, así se redujeron costes, peso y residuos. En algo más de 5 años, casi todo el parque de vehículos de España se reemplazó),
  • una muñeca Barbie (el año pasado se cumplieron los 70 años de esta muñeca. Eso sí, las de ahora ya no son de ese plasticorro y salieron nuevos modelos. Ya no se inculca a las niñas el ser súper delgada, rubia y famosa. Por suerte. Las de ahora son de materiales reciclables y parte de la diversión es llevarlas a los puntos de recogida para enviarlas a niños con menos recursos. Algo hemos avanzado),
  • un disco extraíble con documentales, series y películas (de Félix Rodríguez de la Fuente, pelis de Disney, ¡hasta algún capítulo de Friends y de Lost! Esos tienen que haber sido los padres, porque yo también lo veía. Había dibujos de Pocoyó, de Bob Esponja, de Pokémon, de Los Simpson... Tenemos ahí para hacer todo un documental sobre la vida de un niño de principios de siglo, ¡puf!),
  • una piedra (no sabemos quién pondría una piedra ni la razón... Pero ahí estaba),
  • un envoltorio de Chupa-Chups (era una marca de piruletas),
  • unas semillas (con los niños las vamos a plantar... ¿Saldrá alguna? Sería lindo, ya les contaré),
  • unas gafas, que al parecer eran para ver pelis en 3D en el cine. Al principio no me acordaba, pero creo que sí, que era para eso... Pero hacían doler la cabeza y se veía todo oscuro. Ya no necesitamos de esos artificios para ver las pelis en 3D, ¡si hasta muchas veces se proyectan en ambientes que recrean a los de las películas!,
  • un CD con un juego de ordenador (bueno, de videoconsola, de la Wii o algo así. Ya no podemos reproducirlo, así que no sabemos bien como se jugaría. Nuestros niños tenían mucha curiosidad por esto),
  • un mapa de la zona de Guadarrama, con los límites del Parque Nacional marcados. Es interesante ver ese plano, ahora el pueblo es más pequeño que el parque. Había también otro mapa, de la Península. ¡La línea de costa sí que cambió! Pensar que hace unos 25 años yo viví en Huelva... Ahora sería imposible vivir en la capital, ¡a menos que tengas unas buenas escafandras! (de acuerdo, lo de las escafandras me quedó un poco de vieja... La edad, que no perdona),
  • una entrada usada al zoológico de Madrid. Imagino que los habrían llevado en ese primer año de andadura del colegio. Nuestros alumnos ahora los gorilas los ven en los libros, en sus sueños, en la tele. Lo mismo con los elefantes, los osos polares, los koalas... Por no hablar de las miles de especies de mariposas, escarabajos, ranas, serpientes, tortugas, ... Tantos y tantos animales y plantas que ya no están o que están muy cerca de extinguirse. Otros, sin embargo, se recuperaron. Pero sí, la diversidad ya no es lo que era hace unos años, y
  • una foto de los chavales de 2010. Eran pocos, porque este colegio comprendió pronto que era mejor tener pocos alumnos y poder dedicarles más atención (lo que es la tendencia ahora, en 2010 era toda una novedad). La foto está sacada en Madrid, con la sierra al fondo. ¡Había nieve! No mucha, pero se veían las cumbres blancas. Me encantaba cuando nevaba... Ahora, para ver nieve, hay que desplazarse bastante, ya no la tenemos tan cerca. Y lo que tampoco tenemos cerca, por suerte, es esa nube horrorosa que cubría Madrid. En la foto se distingue perfectamente la famosa "boina". Aunque, más que una boina, era un sombrero de mariachis, ¡qué cantidad de humo! 

   Todo esto me llevó a pensar en lo que cambiaron las cosas en apenas 20 años. La capa de ozono terminó de cerrarse, pero no llegamos a tiempo a parar el calentamiento global (¡todavía se discute si es cierto o no!); el decrecimiento, que empezó como una corriente alternativa, "de hippies", de trasnochados, se hizo fuerte y ahora es la mentalidad imperante. A mí, personalmente, ya no me hace falta preguntarme, como hace unos años, si realmente me estaba comprando lo que fuera por capricho o por necesidad. Ahora ya me sale solo. Mis hijos, que crecieron con ese pensamiento, lo tienen aún más fácil. 
   Por cierto, tanto Nahuel como Daphne van al instituto donde yo trabajo. Son unos 15 alumnos por clase; se les enseña historia, matemáticas, geografía, educación cívica y también se les enseña a cuidar de su huerto y de sus animales (tienen ovejas, conejos, patos, gallos y gallinas ahora. También tuvieron un tiempo una cabra, pero nos la llevamos a otro sitio. ¡Ah!, y un axolote. La pecera se la limpian por turnos, así les enseñamos a ser responsables). Hace unos días, después de las inundaciones que hubo en Levante, me llegaron con una bolsa llena de su ropa y una petición: juntar ropa, alimentos y mantas para enviar a los damnificados. Les pregunté qué maestra les había dicho que hicieran la colecta, para hablar con ella y organizarlo, y me dijeron que habían sido los propios alumnos los que lo habían pensado. Las desgracias que ven en la tele no les son ajenas. Tengo confianza en que estos niños que hemos educado puedan ahondar en el cambio que se produjo en los primeros años del siglo.
   Si me hubieran preguntado en 2010 (ó 2011) cómo vería el 2030, no sé qué hubiera puesto. Yo me imaginaba un futuro mucho más negro (gente yendo con mascarillas por la calle, catástrofes naturales todos los días, hambre, desigualdades) y aunque aún nos quede mucho camino por recorrer, creo que las bases están bien asentadas.

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II Semana de la Sostenibilidad, Eje #SOStener: "¿Cómo ves la vida dentro de 20 años?".

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Lucía,

No sé qué me sorprende más, si su imaginación o esa inestimable capacidad para involucrarse en todo lo que pueda suponer una ayuda a las personas de su alrededor.

Me encanta.

Santiago
@molcru

Nota: Sensacional relato. Listón alto, sí señora

pulitaroxxx dijo...

Genial Lucía.
Después de ésto no sé si ma atreveré a participar jajajaja...
¡Un besin!

Lucía Fernández dijo...

Muchas gracias, Santiago (again, jajaja).

Y lo mismo para vos, Paula. Y sí, dale, animate, que a cuantos más cuentos le gane, mejor, jajajaja.

Unknown dijo...

:)

Muy bueno el texto. Además eres la que rompe el hielo. La primera que aporta un ttecto al concurso.

¡¡Mucha suerte!!

Lucía Fernández dijo...

Jajajaja, gracias, Roberto. Yo es que tengo que ser la primera en todo...
En algo que puedo dar una mano, ni lo dudo. ¡Y dentro del primer plazo y todo! ;o)
Pulitaroxxx también va a escribir, ¿no, Paula?

Anónimo dijo...

Muy bueno Lucía ;) Espero verte en la mesa de tener o sostener
Un besazo enorme
@IPiedrabuena

Javier Cejudo dijo...

Pero niña, ¿de dónde sacas tanta imaginación? Me dejas impresionado. Fascinante tu capacidad para crear esta preciosidad sobre el futuro.

Pienso en mis hijos mientras leo tu post. En 2030, mi hija Ana tendrá 28 años y mi hijo Marcos 25. Tenemos que pensar en positivo e inculcar en nuestros hijos las capacidades de analizar, criticar y actuar colectivamente.

Nos vemos dentro de poco.

Anónimo dijo...

Me ha encantado el relato. Lo leí el otro día, aunque finalmente no pude quedarme a comentar (ya sabes, los exámenes aprietan aunque no ahoguen), y hoy que me pasaba por si había algo nuevo por aquí he vuelto a leerlo y me reafirmo en mi parecer: me encanta.

Me ha parecido de lo más original, y creo que "da caña" sin dejar lugar para la desesperanza. Ojalá el rumbo sea bueno y que consigamos que las bases estén cada vez más firmes y asentadas.

Un abrazo.

José Ramón dijo...

Lucía fascinante tu capacidad para escribir Cordial saludo desde
Abstracción textos y Reflexión.