Cena y no-cine. Exactamente. Habíamos quedado el jueves en Madrid para ir al cine, con los chicos de la UNED, en el programa de Veranos de la Villa, que ponen dos pantallas de cine en el Parque de la Bombilla y un montón de sillas de plástico para ver cuatro pelis (dos por pantalla) al aire libre. Como las películas empezaban a las 22:30, quedamos para cenar antes pero, claro, entre que llegamos, nos encontramos, decidimos donde cenar, pitos y flautas, entramos tarde al restaurante y a las 22:30 estábamos todavía cenando. O sea, tuvimos que descartar el cine y lo cambiamos por una terracita al lado del río hasta las tantas. Después unos cuantos siguieron hasta las cinco de la mañana. Yo, por supuesto, no estaba entre ellos, yo a la cama tempranito (bueno, no tanto, que entre una cosa y otra, me acosté a las tres).
El Palacio Real y la Catedral de la Almudena a la vera del río Manzanares
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