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Ahora mismo, Guadarrama, Madrid, Spain

23 de enero de 2008

Exámenes de economía y microbiología

Hola, les cuento a los todos a la vez.
Ayer tuve el examen de economía. A las seis de la tarde me fui del curro y tiré para Las Rozas... Llegué y me encontré con un montón de gente pálida, de ultratumba, formando nerviosos corros algunos, hojeando desesperados apuntes, los otros.
Yo, como buena humana (o sea, bicho de costumbres), me fui para arriba tras dar una rápida mirada a los presentes, deseando encontrar alguna cara amiga. Nada. Bueno, estarán arriba... Y llego arriba y no había nadie. ¿Cómo puede ser? Era que mi embotado cerebro (le pegué una buena paliza este último mes, recuerden que me puse a estudiar después de navidad!!!) no había registrado que los exámenes, este año, son en las aulas de la planta baja. Y ahí sí que realmente pensé que había entrado en un mundo paralelo. ¡¡¡No conocía a nadie!!! Menos mal que hay gente que tiene mejor memoria que yo, porque me tocaron el hombro y era uno de los que había ido de cena con nosotros la última vez que nos juntamos en Madrid los de la carrera. Así llegamos a la parte en que me siento en un aula con mil quinientas millones de personas, con un calor asfixiante (un aula cerrada, con cuatro turnos de examinados, es normal que esté caldeada y "humanizada"). No las llevaba todas conmigo, y leo la primer pregunta y me quedé como diciendo "¿Perdón?". Era fácil, eso es lo que más rabia me da. Decía lo siguiente:
En los países desarrollados, la escacez de bienes:
a) habla sólo del aire puro.
b) se presenta en todos los bienes.
c) se da porque los consumidores quieren más de lo que tienen.
d) no me acuerdo.
No, no era difícil, pero me quedé estupidizada dándole vueltas, que si la b, que si la c, que al final no la contesté. Con todo, creo que aprobé. Como siempre, en veinte minutos ya había rellenado la hoja de lectura óptica y estaba esperando que dieran las 19 para poder salir (no nos dejan salir hasta pasada media hora del comienzo del examen).
Me fui para casa, muy ufana (y sin ver a nadie más, fui la primera en entregar y no me quedé a esperar a nadie), con el dilema moral y de conciencia de hacer lo que debía (ponerme a estudiar) o lo que quería (ponerme a leer Un mundo sin fin). Problema que se solucionó cuando me puse a buscar los apuntes de microbiología y no los encontré. Revisé en todas las habitaciones, en mis carpetas, en mis libros (tengo la habitación hecha un quilombo, para qué negarlo?), les pregunté a mis papás, a Stan, a Cacatúa... Nada, abducidos total. Bueno, nada, no me presento (no tenía muchas ganas, la verdad). Cuando ya había perdido la esperanza (después de cenar y todo, cinco minutos antes de que empiece House), se me enciende la lamparita. ¡¡¡Claro, mezclados con los de geografía!!! Y, eureka!, ahí estaban. Maldición, ahora me tenía que presentar.
Esta mañana le sonó el despertador a mi papá a las seis y diez de la mañana y ya me quedé despierta. Mi intención era despertarme a las siete a dar un repaso, pero bueno, me quedé un rato en la cama, mimando a los gatos, y seis y media agarré los reencontrados apuntes. Quería mirar especialmente lo del compostaje, porque me daba a mi que iba a caer en la pregunta de desarrollo (que vale 5 puntos).
Ya en Las Rozas me encontré a Javier y a Belén y como se pusieron a repasar, pues la gente que entraba vería a tres locos aferrados a sus apuntes. Volvimos al mismo aula de anoche y yo iba entregadísima. Empecé a contestar, poco a poco, y cuando me quise dar cuenta, me sabía más de lo que esperaba! Paso las primera y segundas páginas de preguntas de test, paso la tercera de preguntas cortas (¿qué mierda son las fitoalexinas?) y llego a la cuarta y más larga... Explique los distintos procesos de compostaje, los organismos que intervienen y las condiciones limitantes para su desarrollo. Yuuuuuuuuujuuuuuuuuuuuuuu! Aunque me equivoqué (jajajaja, puse musgo de líquen en vez de turba de musgo!!! Que desastre), creo que tengo posibilidades.
Y eso es todo, amigos. Me voy a currar un rato.

15 de enero de 2008

La pequeña Lulú

Hoy casi me pongo a llorar cuando abrí mi correo y vi que Mariana (mi cuñada) me había mandado estas fotos que pongo a continuación. Son de cuando era chica y tan de mi casa que me transportó muy lejos, tanto en kilómetros como en años.
Esta primera es en Témperley, en una de las reposeras amarillas que usábamos todo el verano. Se ve también el tobogán y el tronco del tilo que, indefictiblemente cada año, nos llenaba la piscina de abejas y el aire de ese aroma tan característico. No sé que edad tengo en esta foto, pero se me nota chica y sin preocupaciones, ¿eh? ¿En qué estaría pensando?

En esta sí que sé que edad tengo: 7 años. Pablo, por tanto, tiene 3. ¡¡¡Qué bebitos!!! Bueno, ahora que miro bien la foto, es imposible que Pablo tenga 3 años ahí... Yo siempre creí que había ido a Jujuy cuando tenía 7 años, pero o bien ese es otro viaje o fue más tarde de 1987. Ese de ahí atrás es el Renault 12 con el que nos fuimos a Jujuy. ¡¡¡Son más de 1.600 kilómetros!!! Bueno, sea o no sea esta foto del viaje a Jujuy, sé que hicimos un viaje en coche a Jujuy, que vimos vicuñas paradas en mitad del camino, que fue entonces cuando Pablo contestó, al ser preguntado por lo que más le había gustado de todo el viaje, su "los chicitos (Doritos)" que aún hoy nos hace reír, que en una parte del camino, subiendo la montaña, mi papá dejó de acelerar y, en una pendiente cuesta arriba, el coche seguía subiendo solo (efecto óptico, por supuesto, la carretera no estaba cuesta arriba, pero en ese entonces pareció magia)...

Esta tercera foto es muy muy muy de infancia. Falta Pablo ahí. Pero están Esteban y Clarita (mis vecinos) en el patio amarillo. El patio amarillo era la parte trasera de nuestra casa, donde después construimos el galpón para meter mil y una cosas. El patio amarillo era territorio de Colita, donde paría a sus cachorros, donde los criaba y donde los escondía. Pero también, por lo menos en ese momento, era territorio de los cachorros de Mónica, José María, Carlos y Diana. La bici, los patines, la pelota deshinchada, el cochecito de juguete, el cochecito de Clari, el caballito que está sobre el macetero...

Acá sí que sí! Tengo 3 años, estoy en Mar del Plata. No sabría asegurar si fue antes o después de que me perdiera. Parece que ya de chica era loca e independiente, y me fui a caminar sola por la playa. Por Mar del Plata, una de las playas más atestadas de toda la costa atlántica! Y claro, pasó lo que tenía que pasar, que me perdí. Bueno, mis papás se perdieron, que yo sabía donde estaba! En esta foto no reflejo ni que me había perdido ni que me estaba por perder. Sólo reflejo que era una nena traviesa, con las rodillas golpeadas y disfrutando del mar.

Y acá lo que se demuestra es que la pasión por el baile me viene de chica!!! Veo esta foto y recuerdo otra que tenía, con el mismo vestido, en el mismo momento, besando a un nene de mi edad. Jajajajajaajaa, ya apuntaba maneras!

Esta es de anuncio publicitario, no digan que no... Que pelirroja que salgo en esta foto. Y el pelo, como siempre, un desastre!

8 de enero de 2008

La Granja de San Ildefonso

Mientras Ale vivía todavía en Madrid se hizo amigo de un compañero de trabajo hindú, Sandeep. Y como buen madrileño, le quiso mostrar los encantos que podía ofrecerle la zona. También dió la casualidad que un excompañero de la facultad (y de piso y de vida, vamos) estaba en Madrid, así que nos fuimos todos, una otoñal tarde de domingo, a La Granja. Es un palacio real que hay perdido en el medio del monte. Las fotos hablan por sí solas.

Pedraza y Sepúlveda

Continuando con la serie de paseos dominicales por los alrededores de Madrid, nos fuimos un día a Pedraza. Es un pueblito de la provincia de Segovia precioso, todo de piedra y muy bien conservado y ciudado hasta el último detalle. Hasta los cajeros automáticos y los teléfonos públicos están "camuflados" para que no desentonen con el aspecto medieval de la villa.
Fuimos en octubre, a finales casi, pero hizo tal sol y tal calor, que terminamos los dos en mangas cortas.
Después de zamparnos un buen corderito, fuimos a bajar la comida a Sepúlveda. A los dos nos sonaba el nombre de ese pueblo, pero la verdad que fue un poco desengaño llegar y ver que era un pueblo como tantos otros de la muy ancha Castilla. No sé, tal vez nos faltó tiempo para verlo. Lo que sí nos gustó fue el paseo que dimos siguiendo un senderito al lado del río.

En El Retiro

El fin de semana que Ale dejó ya su piso de Madrid, en noviembre, nos fuimos a pasar el día a un parque muy madrileño: El Retiro. No, no lo hice remar en el lago, pero sí que nos sentamos a su alrededor a escuchar los tambores.

Paseo por Algeciras

Antes de que Ale se fuera para Kuala Lumpur, bajé a estar con él y así, juntos, disipar cualquier sombra de miedo a lo desconocido que pudiera haber.
El fin de semana estuvo precioso, nos acercamos al Mediterráneo con Chico y Mary a hacernos unas fotos y disfrutar del solecito andalús.

Ale en Malasia

Sí, sí, como leen, Ale en Malasia. ¿Y qué pinta Ale tan lejísimos? Bueno, ya llevaba tiempo la cosa rondando, desde el verano, pero hasta dos semanas antes de la navidad, no explotó. Después de muchos miedos, ánimos y lloros, finalmente se fue el 13 de diciembre para Kuala Lumpur. Se quedó sólo unos días (volvió el 21), pero ya el 2.1 se fue otra vez, en esta ocasión, para dos meses (en principio, como dicen los cachondos de Coritel).
A mí me gustaría mucho ir, no sólo por ver ese país, que, según las fotos que manda el gaditano, es precioso, sino también para estar con él, que a veces se siente un poco solo. ¡Ánimo, gaditano, que seguro que cuando te toque volver, no vas a querer hacerlo!

¡¡¡Mi coche!!!

Hace mucho que no escribo, así que me voy a poner al día. A mediados de noviembre (2007) me compré un coche. Un C3 azul Lucía (así se llama el color, es que estábamos predestinados). Le tenía ganas hacía rato a ese coche, me encanta el C3. Cuando estuvimos buscando con Ale para comprarnos un coche, allá por 2006, yo quería ya el C3, pero Ale dice que es muy de nena y no quiso... Y bueno, casi un año después, me di el gusto! Me encanta, estoy contentísima con él.